Aunque el dolor era insoportable pedí a mi padre celestial me diera la fuerza para vencer al rey de los demonios, así que cuando incendió mi cuerpo lo soporté y volteé hacia con Lucifer, de mi cuerpo desaparecí las llamas, saqué una vara de canto cobierta de azaleas y apunté con ella a Lucifer.
-Tu soberbia solo te llevará a tu destrucción- hicé explotar las botellas y vasos que se encontraban detrás de él, incrustándose en su espalda, fui hasta quedar frente a él y tomando su cabeza la golpeé contra la barra repetidamente, luego tomandolo del cuello lo alcé y lo lancé contra una pared, tranformé la vara de canto en una espada y con esta dibujé una cruz en su pecho.
-Que Dios se apiade de tu alma pecadora-